Sucot -El Abrazo de Dios en la Simpleza
- Jack Levy
- 14 oct 2024
- 7 Min. de lectura
Actualizado: 16 oct 2024
Por Jack Levy
De niño, no fui precisamente un estudiante modelo. Las matemáticas eran mi peor pesadilla. Me parecían imposibles, hasta que entendí algo: no eran imposibles, solo eran complejas. La vida es igual. Confundimos la complejidad con la dificultad y nos ponemos barreras que ni siquiera existen. La respuesta está ahí, siempre ha estado, pero necesitamos tener la humildad y la paciencia para verla.

Hace poco me preguntó un amigo: “¿Cuál es el mejor libro para estudiar Torah?”. La respuesta es
simple y directa: la mejor forma de estudiar la Torah es con la Torah misma. Pero si intentas leerla de principio a fin sin ningún contexto, te vas a perder, te vas a aburrir y probablemente te rendirás. Es como querer levantar 100 kg sin haber hecho ejercicio antes; necesitas empezar por lo básico. Si lo intentas, te vas a lastimar y no vas a querer volver. Con la Torah es igual: necesitas empezar con lo básico, aprender las sumas antes de las ecuaciones complejas. Necesitas construir la base antes de intentar escalar la montaña.
Primero tienes que empezar con lo sencillo, con lo que te haga sentido. Un maestro, los comentaristas, Rashi, que te ayuden a entender qué está pasando. Y un día, después de haber levantado esos 25 kg por un buen tiempo, estarás listo para los 100 kg. Lo harás a tu manera, con tu propia técnica, tomando lo mejor de tus maestros y adaptándolo a ti. Ese es el proceso de crecimiento: paso a paso, sin saltarte etapas.

Esto nos lleva a Sucot. Al igual que el proceso de aprender Torah o levantar pesas, Sucot nos pide salir de nuestra zona de confort y enfrentar lo que nos desafía. La pregunta es clara: ¿Estás dispuesto a dejar tus seguridades, tus muros, y enfrentarte a la fragilidad de la vida? Sucot nos reta a soltar el control y confiar, a vivir con presencia total, sintiendo el frío, el calor, la incertidumbre y la belleza de lo que nos rodea. Ahí, en esa vulnerabilidad, es donde conectas con algo más grande que tú mismo. No son las paredes ni las estructuras externas las que te sostienen, es la confianza y el coraje de enfrentar la realidad tal cual es. ¿Podemos aprender a encontrar esa fuerza en la simpleza y la fragilidad?
El Abrazo de la Sucá

La sucá no es solo una cabaña. Es un recordatorio brutal de que todo lo que creemos que nos da seguridad—el dinero, las cosas materiales, los logros—es efímero. La sucá nos enseña que lo esencial no son las cosas, sino la experiencia de soltar y confiar. Te invita a vivir con lo mínimo y a confiar en algo más grande que tú.
Cuando te sientas bajo ese techo de ramas, le estás diciendo al universo que estás listo para soltar y enfrentar lo que venga. La vida no es tan complicada, pero sí es profunda, y esa profundidad solo se revela cuando dejamos las distracciones y nos quedamos con lo esencial.
¿Qué significado más profundo tienen las especies que tomamos durante Sucot, y cómo se relacionan con nuestro ser más interno?
Los Cuatro Minim: El Ciclo de la Entrega
Existen varias razones que nos explican los sabios de la razon por la cual celebramos Sukkot, una celebración de la cosecha, recuerdo de las nubes que nos protegieron durante 40 años en el desierto o un recordatorio de aquel lugar llamado Sucot que menciona la Torah, el primer lugar al que el pueblo de Israel llegó tras salir de Egipto. Con poca comida y sin un destino claro, confiaron absolutamente, entregando su destino en manos de Dios.
Ahora Desde la perspectiva de la Cábala, tiene una capa mas profunda:
Como dice la Torah

'Tomaréis el primer día ramas con fruto de árbol hermoso (etrog), ramas de palmeras (lulav), ramas de árboles frondosos (hadas), y sauces (aravá) de río, y os regocijaréis delante de Hashem vuestro Dios por siete días'. (Levítico 23:40)
En la Cábala, se habla de cuatro mundos o dimensiones, que representan niveles de existencia, desde lo más espiritual hasta lo más físico. Cada una de estas cuatro especies simboliza uno de esos mundos.
Cuando tomamos el etrog, el lulav, el mirto y el sauce, estamos haciendo algo más que cumplir un mandamiento; estamos entrelazando mundos, energías y dimensiones de nuestra propia alma.
El aravá, el sauce, representa el Olam Atzilut, el mundo de la emanación. Crece cerca del agua, simbolizando nuestra conexión directa con la fuente de vida, Dios. Su falta de olor y sabor nos recuerda a lo indefinible y eterno, a lo que en la Cábala se llama Ein Sof, lo incognoscible.
El hadás, el mirto, siempre dependiente del árbol para sostenerse, representa el Olam Beriá, el mundo de la creación. Es un puente entre el plano divino y el plano terrenal, recordándonos la interdependencia de todas las cosas, reflejando la ley universal de que lo que sucede en lo alto se manifiesta también en lo bajo.
El lulav, el brote de palma, representa el Olam Yetzirá, el mundo de la formación. Simboliza cómo transformamos la materia para darle forma, más cerca de la tierra, siendo el comienzo de los frutos que eventualmente nos alimentarán y sostendrán.
Finalmente, el etrog, el fruto del cidro, representa el Olam Assiyá, el mundo de la acción. Dentro de este fruto se encuentran las semillas que tienen el potencial de reiniciar este ciclo divino de creación y formación.

Cuando unimos estas cuatro especies, simbolizamos la integración y la unidad de las letras del nombre de Dios. También representamos la unión de nuestros diferentes 'yo': el yo físico, el yo emocional, el yo mental y el yo espiritual. Cada una de las especies también se relaciona con nuestros miembros: el lulav representa la columna vertebral, el hadás los ojos, el aravá la boca, y el etrog el corazón. Al agitar estas especies, ofrendamos todo nuestro ser al Creador, entregando nuestras almas, corazones, cuerpos y sentidos en sus manos, tal como hicieron nuestros antepasados cuando salieron de Mitzraim, buscando que sus bendiciones se manifiesten en el futuro que nos espera. ¿Cómo podemos integrar todas las partes de nosotros mismos y reconocer la divinidad en cada aspecto de nuestras vidas, incluso en los momentos más oscuros y difíciles?
La Luz que Siempre Está

Sucot nos enseña que todo lo que necesitas ya está dentro de ti. En la cabala hay un concepto que le llaman Or Pashut, la luz simple, está, esta siempre presente, pero muchas veces está tan cerca que no nos damos cuenta de ella, debido a todas las capas de complejidad que hemos puesto sobre la vida. Esa sensación de estar vivo, de sentir plenamente, siempre está ahí, esperando a que la reconozcas. No necesitas sustancias ni visiones milagrosas para sentir a Dios. La voz de Dios está en la realidad misma, en cada momento que vivimos. Como dice el profeta: "Kol demama daká" (o como traducen en ingles A still small voice - una voz pequeña y constante). La verdadera conexión está en lo simple, en el silencio, en lo cotidiano. A veces estamos tan ocupados buscando respuestas afuera, que olvidamos mirar hacia adentro.
Este Sucot, suelta y entregate con presencia y fe absoluta a Dios. Despojate de las barreras, siente la vulnerabilidad y confia. Solo así podras escuchar la voz divina, esa que siempre ha estado dentro de nosotros, esperando a ser reconocida.
Cierra los Ojos y Siéntelo
Sucot es una invitación a simplificar, a dejar atrás las complicaciones que nosotros mismos inventamos y conectar con lo esencial. Muchas personas, especialmente aquellas que luchan con adicciones o depresiones, se encuentran atrapadas en un ciclo donde buscan sentir algo, aunque sea dolor, porque sentir, aunque duela, les recuerda que están vivos. Todos necesitamos sentir para saber que existimos. Yo mismo llevo meses metiéndome en agua helada. No es cómodo, pero me recuerda que estoy aquí, que puedo enfrentar el malestar y salir más fuerte. En Sucot, hacemos algo parecido: dejamos nuestras barreras para enfrentar la vida tal como es, sintiendo el frío, el calor, el amor y el dolor, sabiendo que cada experiencia, buena o mala, es parte del viaje y nos hace sentir que estamos vivos.

De niño, pensaba que las matemáticas eran difíciles. Pero entendí que no lo eran, que lo complicado era la manera en que las veía. La Torah, la vida, es igual. Todo tiene un proceso, y si estás dispuesto a vivirlo, verás que no es imposible. Es complejo y toma tiempo, pero es simple y directo, como la or Pashut la luz simple.
Este Sucot, te invito a entrar en la sucá y sentir el viento bajo esas ramas. A mirar más allá de lo visible, a escuchar más allá del ruido constante. Desconecta. Suelta el celular, suelta las distracciones. Conéctate con lo esencial. Siente esa presencia que siempre ha estado ahí, esperando a que tengas el valor de reconocerla y abrazarla. Entrégate con certeza y fe absoluta, deja que Dios te sostenga en sus brazos. Solo cuando soltamos nuestras barreras, cuando nos rendimos y confiamos sin reservas, es cuando encontramos la verdadera paz, esa luz simple que siempre ha estado dentro de nosotros, esperando ser descubierta.
Bibliografía y Referencias:
Torah
Levítico 23:40: Referencia a las cuatro especies mencionadas en Sucot (etrog, lulav, hadás y aravá).
Reyes I 19:12: Pasaje sobre "Kol demama daká" (una voz apacible y constante), también conocido como "a still small voice". Este pasaje hace referencia a la experiencia del profeta Elías.
Cábala y Misticismo Judío
"Sefer Yetzirah" (Libro de la Formación): Uno de los textos fundamentales del misticismo judío que aborda la estructura del universo y los cuatro mundos cabalísticos (Atzilut, Beriá, Yetzirá, Assiyá).
"El Zohar" (Libro del Esplendor): Un texto clásico de la Cábala que explica conceptos como el "Or Pashut" (luz simple) y los niveles de la creación, vinculándolos con la experiencia humana.
Moshe Chaim Luzzatto, "Derej Hashem": Explica los niveles espirituales y cómo interactúan con la vida humana. Muy útil para entender la conexión entre los mundos cabalísticos y el plano físico.
Comentarios
Rashi: Los comentarios de Rashi sobre la Torah son fundamentales para entender el contexto de las mitzvot, incluyendo las relacionadas con Sucot y las cuatro especies.
Rabí Sacks, "A Still Small Voice": Sir Jonathan Sacks hace una profunda interpretación del concepto de "Kol demama daká" en varios de sus textos y discursos, proporcionando un contexto moderno y relevante.
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