Jaye Sará -Dinero, Amor y Muerte
- Jack Levy

- 9 nov
- 7 Min. de lectura
Por Jack Levy
Nos vendieron la espiritualidad como un producto de Amazon.“Sé tu propio gurú.”“Manifiesta tu pareja.”“Crea tu realidad.”“Vibra alto.”“Y cobra por hora.”
Y claro… suena divino.Hasta que el amor no llega.Hasta que el dinero se va.Hasta que la muerte toca la puerta y tu gurú favorito no te contesta.
Entonces te preguntas:¿soy Dios… o solo un humano jugando a disfrazarse de Él?¿Estoy creando mi vida… o solo intentando controlar lo incontrolable?
Pensamos que esto es New Age, pero en realidad es la historia más vieja del universo:la misma serpiente del Edén, solo que ahora huele a patchouli.“Come del árbol del conocimiento —dijo la serpiente— porque serás como Dios.” (Bereshit 3:5)
Y desde entonces seguimos mordiendo la misma idea:querer ser dioses empoderados.
La historia que cuenta Jayei Sará no es sobre milagros ni religión. Es una historia profundamente humana:sobre el amor, el dinero y la muerte.Tres temas que seguimos persiguiendo desde que el mundo es mundo.
Y sin embargo, hay algo extraño en cómo empieza.Porque la Torá la llama “Jayei Sará” — “La vida de Sara” —pero la parashá abre con su muerte.
Sara muere.Abraham llora, compra una tumba y busca esposa para su hijo.Una tumba que, según Dios, ya era suya.
¿Por qué paga por algo que le prometieron gratis?¿Por qué calla cuando podría reclamar?¿Quién hace eso?
Después, ese mismo hombre envía a su siervo a buscar pareja para Itzjak.Pero no le da un mapa, ni un nombre, ni una lista de virtudes. Solo una oración.Y el amor aparece… o parece aparecer.
¿Por qué confiar el futuro de toda una nación a una coincidencia?¿Qué clase de fe es esa?¿Fe… o rendición?
Y al final, Abraham muere.Sin dramatismo. Sin discursos.Como quien acepta que el guion nunca fue suyo.
Tres escenas.Tres silencios.Tres muertes.Pero también… tres comienzos.
¿Qué conecta el amor, el dinero y la muerte?¿Por qué los tres aparecen en la misma historia?¿Será casualidad… o el reflejo de algo más profundo?¿Y si los tres hablaran del mismo miedo?
David Ibn Zimra — maestro del Arizal — decía:“Cuando escribas sobre Kabalá, bórralo inmediatamente.”
No es un acto de humildad. Es un acto de realidad.
Porque cada vez que intentas aprehender lo infinito, lo reduces a tu medida.Cada concepto que formulas es una jaula que construyes para un Dios que no cabe en ellas.
Imagina esto:dos tronos, dos maneras de habitar tu vida.
A la izquierda, el Faraón.El que dice: “Yo soy mi propio dios.”El que construye pirámides de certezas.El que acumula conceptos como si fueran tesoros.El que necesita controlar el río porque teme que, si fluye libre, lo arrastrará.
“El Faraón dijo: ‘Mío es el Nilo, yo lo he hecho.’” (Ezequiel 29:3)
Su espiritualidad es control disfrazado de luz.“Visualiza. Manifiesta. Crea tu realidad.”Pero en el fondo es el mismo grito del Edén:“Serás como Dios.”
El otro trono, a la derecha, es el de Abraham.El que escucha una voz que le dice:
“Vete de tu tierra, de tu casa y de la casa de tu padre, hacia el lugar que Yo te mostraré.” (Bereshit 12:1)
Abraham no sabe a dónde va…pero camina igual. Su fe no es acumulación, es entrega. No es construir pirámides, es abrirse a lo desconocido.
El Faraón usa la imaginación para controlar.Abraham usa la imaginación para confiar.
Y esa es la línea más delgada del alma:la que separa al mago del místico,al creador del creyente.
La entrega del dinero: consagrar lo que ya es tuyo
Abraham paga cuatrocientas monedas de plata por la Cueva de Majpelá,una tierra que Dios ya le había prometido.
¿Absurdo? Solo si lo ves con ojos de Faraón.
Rashi explica que Abraham no discute el precio ni reclama la promesa.Paga con fe lo que ya es suyo.Porque entendió que la promesa no sustituye la acción,que lo espiritual no cancela lo terrenal: lo consagra.
El Rambán agrega que ese acto fue el primer título de propiedad del pueblo hebreo.Pero más allá del derecho, fue un gesto de alma:Abraham paga porque no quiere poseer, sino ofrecer.
Cuando pagas por lo que ya te pertenece, rompes el hechizo de la apropiación.Le dices a Dios:“Esto no es mío, es Tuyo, y lo honro pagando su valor.”
La entrega del amor: el pozo que reconoce
Después de enterrar a Sara, Abraham envía a su siervo Eliezer a buscar esposa para su hijo.No le da un perfil ni una lista de virtudes.Le da una oración:
“Que sea la joven que diga:‘Bebe tú, y también daré de beber a tus camellos.’” (Bereshit 24:14)
Nada más.Fe pura, sin guion.
Y Rivká aparece.No por cálculo, sino por resonancia.El amor no es conquista: es reconocimiento.
El Midrash dice que cuando Rivká entró en la tienda de Sara,las velas que se habían apagado volvieron a encendersey la nube divina regresó.
La Torá no habla de romance,habla de continuidad espiritual:de cómo la fe que se entrega vuelve en forma de amor que ilumina.
“El amor que nace del control es posesión.El amor que nace de la fe es comunión.”
La entrega de la vida: morir sin morirse
Sara muere en Hebrón — que significa unión.El Zohar dice que no fue castigo, sino ascenso:el alma regresando al abrazo que la soñó.
Abraham no huye del dolor.Llora, entierra y sigue.Porque entendió que la muerte no es ausencia: es transformación.
Rashi enseña que la muerte de Sara ocurre justo después del Akedá —la atadura de Itzjak.La vida y la muerte, entrelazadas.Como si la entrega de un hijo y la pérdida de una esposa fuerandos latidos del mismo corazón: el del desapego total.
Majpelá — la cueva doble —es símbolo del misterio doble de la existencia:vida dentro de muerte, muerte dentro de vida.
“Lo que se entierra en fe, florece en silencio.”
Y quizá por eso la Torá llama a esta porción “La vida de Sara”:porque solo cuando aceptas la muerte…empieza la vida real.
Tres escenarios.Tres actos.Tres entregas.
El dinero — lo que posees.El amor — lo que compartes. La vida — lo que temes perder.
Y las tres te piden lo mismo: soltar.
La Cábala enseña que la raíz de todo sufrimiento es la aprensión,la ilusión de que puedes atrapar lo infinito.
El Arizal decía:“La luz solo habita en el espacio que se vacía para recibirla.”
Cuando no te inclinas, tu columna se vuelve serpiente.Cuando te inclinas, la serpiente se eleva — redimida.
Inclinarse no es rendirse:es recordar de dónde viene tu respiración.
“El que deja de inclinarse, deja de resucitar.” (Bava Kama 15b)
Porque la resurrección no es un milagro físico:es volver a respirar desde la Fuente.
No lo entendí cuando lo leí.Lo entendí cuando la vida me dobló.
Cuando algo que amaba murió, cuando el dinero se fue,cuando el amor no se quedó.
Ahí entendí lo que Abraham entendió:que la fe no es volar,es arrodillarse.
El Talmud dice:
“Quien no se inclina en Modim, su columna se convierte en serpiente.” (Bava Kama 15b)
La columna — símbolo del “yo” — se petrifica, muere, reptando entre el polvo.El mensaje no es castigo: es espejo.
El que no se inclina, se vuelve esclavo de su propio control.El que no se dobla, se quiebra.Pero el que se inclina… resucita.
Inclinarse no es humillarse:es recordar que no eres el Creador, sino la creación que respira en Su aliento.
Inclinarse es aceptar que no lo entiendes todo y aun así agradecer. Es decir:“No controlo el río, pero confío en su corriente.”Es dejar que el misterio te atraviese sin exigirle explicación.
El Faraón dice:“Yo soy mi propio dios.”Abraham responde:“Yo soy tu reflejo.”
Y ahí está toda la diferencia:uno se endurece,el otro se entrega.
Así que cuando el amor no llegue, cuando el dinero se escape, cuando la muerte te visite…no luches. Inclínate.
Porque tal vez no se trata de entender, ni de ganar, ni de sobrevivir.Sino de volver a respirar desde la Fuente.
Inclínate.Borra lo que creíste que sabías.Deja que Dios escriba en tilo que tú no podías imaginar.
Y si logras hacerlo, descubrirás que la resurrección no es un milagro futuro. Es este instante en el que decides soltar y volver a vivir.
Al final, Jayei Sará nos enseña el secreto más profundo:Dios no quiere lo que tienes.Quiere que estés dispuesto a soltarlo.
Abraham no era perfecto.Pero en estos tres actos finales aprendió a morir antes de morir.
Al pagar por la cueva, murió al acreedor que exige lo prometido. Al enviar a Eliezer, murió al controlador que planifica el amor. Al enterrar a Sara, murió al apegado que confunde presencia con posesión.
Y en ese triple morir, nació el primer hombre verdaderamente libre.
Porque como decía el Baal Shem Tov:
“No hay mayor libertad que perder el miedo a perder.”
Quizás por eso Ibn Zimra nos dice que borremos.Porque Dios no habita en lo que escribimos,sino en el espacio vacío que queda después del borrado.
Y ese espacio,ese silencio,esa rendición,se llama Emuna.
Bibliografía y Referencias
Bereshit / Génesis 3:5 — “Seréis como Dios, conocedores del bien y del mal.”→ Base del mito del control: la serpiente promete poder bajo la ilusión de la autonomía.
Bereshit / Génesis 12:1 — “Vete de tu tierra, de tu casa y de la casa de tu padre…”→ Primer acto de fe de Abraham: dejar el control y caminar hacia lo desconocido.
Bereshit / Génesis 23:1–20 — Compra de la Cueva de Majpelá.→ Abraham paga por una tierra que Dios ya le prometió. El acto central de la entrega.
Bereshit / Génesis 24:10–67 — Encuentro entre Rivká y Eliezer.→ El amor que surge del reconocimiento y la confianza, no del cálculo.
Bereshit / Génesis 25:7–10 — Muerte de Abraham.→ La aceptación final: morir sin resistencia, como entrega consciente.
Ezequiel 29:3 — “Mío es el Nilo, yo lo he hecho.”→ El arquetipo del Faraón y su ilusión de ser creador de su propio poder.
Kohelet / Eclesiastés 5:9 — “El que ama el dinero no se saciará de dinero.”→ Referencia implícita sobre el deseo inagotable de control material.
Talmud Bavli, Baba Kama 15b — “Quien no se inclina en Modim, su columna se convierte en serpiente.”→ Imagen simbólica de la rigidez espiritual frente a la humildad que libera.
Rashi (Rabí Shlomó ben Itzjak, s. XI)Comentario a Bereshit 23 y 24.→ Explica que Abraham no discute el precio de Majpelá y que las velas de Sara se reencendieron con Rivká.
Rambán (Najmánides, s. XIII)Comentario a Bereshit 23.→ Interpreta la compra de la cueva como el primer título legal de la tierra de Israel y símbolo de fe activa.
Zohar, Parashat Jayei Sará→ Sara no muere: asciende. La muerte como transformación, no final.
Rabí Itzjak Luria (Arizal, s. XVI) — Etz Jayim / Sha’ar HaKavanot.→ “La luz solo habita en el espacio que se vacía para recibirla.”→ Fundamenta la idea del tzimtzum como acto de fe y espacio para lo divino.
David Ibn Zimra (Radbaz, s. XVI)→ “Cuando escribas sobre Kabalá, bórralo inmediatamente.”→ Cita que inspira el eje del ensayo: el vacío como lugar donde Dios habita.
Baal Shem Tov (Rabí Israel ben Eliezer, s. XVIII)→ “No hay mayor libertad que perder el miedo a perder.”→ Base del cierre: la rendición como camino hacia la libertad interior.
Rabbi Jonathan Sacks — Covenant and Conversation: Genesis.→ Inspiración para la lectura de Abraham como fe activa y no pasiva; actuar sin entender del todo.
Rabbi Adin Steinsaltz — The Thirteen Petalled Rose.→ Base para la idea de que la vida y la muerte son dos fases de una misma energía espiritual.



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