Vayelej -Roto

Por Jack Levy

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A todos nos gusta la espiritualidad de acrílico.La que brilla, la que nunca se quiebra.La de Instagram: pulida, perfecta, sin manchas.

Muchos nos escondimos detrás de la religión como si fuera un seguro de vida.Como diciéndole a Dios:"Yo soy de los tuyos. A mí no me toques. Que caigan los otros."

Pero la Torá no viene a darnos la razón.Viene a partírnosla.Y lo dice claro, sin disimulo:Te vas a romper. Te vas a alejar. Te vas a equivocar.

Hoy no toca hablar de la espiritualidad de vitrina.Hoy toca la de carne y hueso.La que crece a golpes.

El músculo no crece levantando pesas.Crece cuando se desgarra… y luego se reconstruye.

El alma no crece en la sinagoga.Crece cuando la vida te parte en la calle…y te toca recomponerte con lo que haya:sobras de fe, retazos de esperanza, pedazos de silencio.

¿Te has dado cuenta?Cuando te equivocas en el Waze, no te grita.No te dice: "¡Idiota, fallaste!"Solo dice: "Recalculando."Y te da otra ruta.

Así son los negocios. Así es la vida.¿Te equivocaste? Está bien. Recalcula.Tal vez ese error te evitó un choque.Tal vez ese desvío te mostró algo que no hubieras visto por la ruta recta.Tal vez era justo lo que necesitabas.

Así que deja de gritarte como si estuvieras perdido para siempre.No son carreras. No estás perdido.Solamente estás recalculando.Y te digo algo: aún vas a llegar ahí.

La Cabalá lo llama kli: la vasija.Tu capacidad de recibir.¿Quieres más luz? Haz espacio.¿Y cómo se expande el espacio?Rompiéndose.Abriéndose.Dejando entrar la pregunta incómoda en lugar de la respuesta fácil.

Leonard Cohen lo resumió mejor que cualquier rabino:“There is a crack, a crack in everything. That’s how the light gets in.”

Las grietas no son tu vergüenza.Son la entrada de la luz.

Moshé —el que partió el mar— muere sin pisar la tierra.No cruza el Jordán.

¿Dios era cruel? No.A veces, el maestro tiene que morirpara que el discípulo deje de mirar al maestroy empiece a mirar el camino.Para que se convierta, por fin, en quien debe ser.

Antes de morir, Moshé no levanta un monumento.Hace un traspaso.

Le pasa la estafeta a Yehoshúa.Entrega la Torá a los levitas con una orden revolucionaria:Hakhel — reunir a todo el pueblo:hombres, mujeres, niños, extranjeros.No a estudiar.A escuchar.A digerir.A hacer que la letra se vuelva sangre.

Y entonces suelta la bomba:“El pueblo se apartará. Dios ocultará Su rostro.”Pero también deja la promesa:“Aunque me olviden… Yo no los olvidaré.Mis palabras no se borrarán de la boca de tus hijos.”

Un contrato depende del interés."Mientras me sirva, sigo. Si no, lo rompo."

Un pacto es otra cosa.No se sostiene por conveniencia, sino por identidad."Soy tuyo, eres mío, pase lo que pase."

En Vayelej, Dios mismo lo afirma:"Sí, van a fallar. Sí, voy a esconder Mi rostro."Eso rompería cualquier contrato.Pero no rompe el pacto.Porque el pacto aguanta la distancia.

Así pasa en tu vida:

En la pareja:El amor verdadero no muere con la separación;se renueva en el reencuentro.

En lo espiritual:No es tu constancia perfecta la que te define,sino tu regreso después de la caída.

En el aprendizaje:No es la certeza lo que te madura,sino la pregunta que te abre.

Vayelej no es un discurso sobre el fracaso.Es un manual para sobrevivir espiritualmente.

Dios no pactó con tu perfección.Pactó con tu humanidad.Con tu capacidad de caer y volver.De olvidar y recordar.

La vasija no se expande con certezas.Se expande con grietas.Con la humildad de aceptarque a veces no sabes,que a veces no puedes,que a veces… ni crees.

Y aún así, la promesa sigue en pie.No porque tú la sostengas.Sino porque Él no la suelta.

¿Sientes que estás roto?¿Que fallaste?¿Que Dios está escondido?

Felicidades.Estás en el lugar exacto donde la luz está por entrar.

No temas tus grietas.Son la prueba de que el pactoes más fuerte que tu fragilidad.

Dios ya cumplió.No te soltó.

La única pregunta que queda es:¿Todavía confías en la promesa…incluso cuando no ves nada?

El pacto no se rompe con grietas.Se sostiene a través de ellas.