Vayakhel - Just Do It
- Jack Levy
- 15 mar
- 9 Min. de lectura
Por Jack Levy
El Vacío Antes de Todo
¿Dónde estabas antes de ser?

¿Quién eras antes de que alguien te nombrara?
Naciste sin manual, sin instrucciones, sin un propósito escrito en piedra. Y, sin embargo, aquí estás. Respirando. Caminando. Buscando sentido en un mundo que no te lo garantiza.
Pero dime, ¿qué es lo que en verdad te mueve?
¿Es el deseo de construir algo, o el miedo de hacerlo mal?
¿Cuántas veces has sentido que la vida te empuja hacia algo, pero te detienes porque no sabes si estás listo?
Esperas certezas, pero la existencia no opera con garantías.
Te dijeron que antes de hacer, debes saber. Que antes de hablar, debes entender. Que antes de moverte, debes estar seguro.
Pero dime, ¿cuándo fue la última vez que estuviste realmente seguro de algo?
Si la existencia misma surgió del vacío, del caos, del infinito incierto… ¿por qué insistes en tener todo claro antes de actuar?
¿Qué pasaría si la única forma de encontrar respuestas fuera caminando hacia ellas?
¿Qué pasaría si nunca llegas a sentirte listo?
Construir Aunque No Sepas Cómo
Moshé convoca al pueblo. Vayakhel — los reúne.
No para darles un discurso motivacional. No para recordarles su pasado de esclavitud. Los junta para construir.
Pero aquí hay un problema.
Nadie en ese grupo era arquitecto. Nadie era escultor, o ingeniero. No tenían experiencia en construcción, y mucho menos en crear un santuario para lo divino.
Entonces, ¿qué los hace capaces?

La Torá no menciona certificaciones, títulos o años de estudio. Lo único que distingue a los que participaron es esto: todo aquel que tenía su corazón dispuesto y su espíritu elevado, se acercó a dar.
Nada más.
No se necesitaba saber, se necesitaba estar dispuesto.
El oro, la plata, la madera, las telas… todo vino de las manos del pueblo. Pero lo más importante no fueron los materiales. Lo importante fue que pusieron en acción lo que tenían.
Se movieron sin saber. Construyeron sin garantías. Dieron sin esperar estar listos.
Si hubieran esperado la preparación perfecta, nunca habrían levantado nada.
Rompiendo las Mentiras Cómodas: ¿Vas a Construir o Vas a Seguir Esperando?
Siempre te han dicho que antes de hacer algo importante, tienes que estar listo.
Listo para emprender.Listo para casarte.Listo para tener hijos.Listo para hablar en público.Listo para dejar ese trabajo que odias.
Y tú lo creíste.
Por eso sigues ahí, dándole vueltas en la cabeza, esperando el momento perfecto, convenciéndote de que necesitas un poco más de tiempo, un poco más de preparación.
Pero ¿cuántas oportunidades han pasado mientras esperas?
Dime la verdad.

¿Cuántas ideas se te han muerto en las manos porque quisiste que nacieran perfectas?¿Cuántas veces has sentido ese fuego en el pecho, ese impulso de hacer algo grande, solo para que el miedo te convenza de que mejor esperes?
¿Y qué ha pasado? Nada.
Sigues ahí.Esperando.Convenciéndote de que “todavía no”.
El pueblo de Israel también pudo haberse quedado paralizado.
Moshé los reúne—Vayakhel—y les dice que es hora de construir un santuario para Dios. Pero ninguno de ellos es arquitecto. Nadie en ese campamento tiene experiencia levantando templos en el desierto. No saben cómo hacerlo.
Pero eso no importa.
Dios no les pregunta si tienen títulos o experiencia. Solo les pide que traigan lo que tienen y que empiecen a construir.
Y lo hacen.
Con manos temblorosas, con conocimientos limitados, con dudas. Pero lo hacen.
Y dime, ¿qué habría pasado si hubieran esperado a sentirse listos?
Nada. El Mishkán jamás se habría construido.
Y entonces, ¿por qué tú sigues esperando?
Sigues acumulando libros sobre liderazgo en lugar de liderar.Sigues anotando ideas de negocio en un cuaderno que nadie va a leer.Sigues diciendo que un día vas a cambiar, pero cada día se parece demasiado al anterior.
El perfeccionismo es una trampa. Aprender está bien, pero la única forma de saber si algo funciona es haciéndolo.

Jean-Paul Sartre decía que no somos nada más que nuestras decisiones. Que no hay esencia antes de la acción. Que te defines en el momento en que actúas.
Brené Brown habla de la vulnerabilidad como el único camino real hacia la transformación. No hay éxito sin exposición al fracaso, sin riesgo, sin mostrarte tal cual eres.
Y la Cabalá nos enseña que no recibes más luz de la que puedes contener. Si no haces espacio, si no vacías la mente de excusas, si no te dispones a recibir, ¿cómo esperas que algo nuevo entre en tu vida?
Pero aquí sigues, estancado en la mentira más cómoda de todas:"No estoy listo."
Déjame decirte algo:
Nadie está listo.
Ni los que emprenden, ni los que se casan, ni los que tienen hijos, ni los que dejan todo atrás para perseguir un sueño. Todos se lanzan con miedo. Todos estamos improvisan.
La diferencia es que hay quien se atreve y quien sigue esperando.
Vayakhel nos deja claro que lo divino no busca expertos. Busca gente disponible.
No importa si no sabes cómo. Lo que importa es si te atreves a decir: Hineni, aquí estoy y cuando lo haces permites que Dios actue a traves de ti.
Así que dime:
¿Cuánto más vas a esperar?
¿Cuántas oportunidades más vas a ver pasar sin levantar la mano?
¿Cuántos sueños más vas a dejar morir porque nunca te sentiste listo?
El Mishkán no cayó del cielo.
Se construyó con lo que había. Con lo que tenían. Con lo que eran.
La Lámpara de Shabat y el Secreto del Éxito
Un buen amigo me dijo una vez en Israel:"Los judíos son exitosos por la lámpara de Shabat."
Pensé que estaba loco. ¿Qué demonios tenía que ver una lámpara con el éxito?
Me miró, sonrió y continuó:"Mira, en Shabat está prohibido encender o apagar la luz. Pero el judío encontró la forma de tener luz sin transgredir la Halajá. La lámpara de Shabat es un simple mecanismo: una luz LED cubierta con un plástico que, al girarlo, bloquea o deja pasar la luz. No se enciende ni se apaga, solo se oculta o se revela. Así de simple. Así de brillante."
Lo entendí de golpe.

El judaísmo nunca ha sido pasivo. Siempre ha sido un ejercicio de resolver problemas.
Por siglos, la Torá y la Halajá han desafiado la mente judía con preguntas imposibles. Desde la época del Talmud, la discusión no ha sido sobre lo que se puede o no se puede hacer, sino sobre cómo encontrar caminos dentro de los límites, cómo transformar restricciones en innovación.
Cuando no puedes encender luz en Shabat, inventas una lámpara que no se enciende ni se apaga.Cuando no puedes usar dinero, inventas un sistema de heter iska para que los préstamos no violen la ley.Cuando los rabinos debatían sobre la electricidad y el fuego, se enfrentaban al mismo problema de siempre: cómo moverse dentro del marco de la ley sin romperlo.
Y así es como el judío se convirtió en lo que es. No por ser el más fuerte, no por ser el más talentoso, sino por ser el más dispuesto a resolver problemas.
La lámpara de Shabat es solo un ejemplo pequeño, pero este mismo patrón se ha repetido una y otra vez. No es casualidad que los judíos hayan revolucionado la ciencia, la economía, la música, la literatura, Hollywood, Silicon Valley. No es por genética. Es porque la cultura los entrenó para pensar en soluciones.
Y aquí viene lo importante.
El éxito no viene de saberlo todo. Viene de estar dispuesto a resolver lo que no sabes.
Los judíos no son exitosos porque nacieron listos. Son exitosos porque no esperan estar listos.
El pueblo de Israel no sabía construir el Mishkán. Pero no se sentaron a esperar un manual. Tomaron lo que tenían y se pusieron a trabajar.
Tú no necesitas más cursos. No necesitas más validación. No necesitas más tiempo.
Lo que necesitas es dejar de buscar excusas y empezar a moverte.
El judío no es el más apto.Es el que nunca se queda quieto.
No Se Trata de Llegar, Se Trata de Elevar
Si crees que esto es solo cuestión de trabajar duro y obtener resultados, sigues sin entender.
Nos vendieron la idea de que todo en la vida debe llevarnos a un punto final:Si cumples tu objetivo, éxito.Si no lo cumples, fracaso.
Pero en la Cabalá, el éxito no se mide en resultados. Se mide en la capacidad de recibir y en la disposición de elevar.
Rabi Jaim Vital dijo algo brutal:"Cuando la luz asciende, nunca regresa al mismo lugar, sino a un sitio superior."
Esto significa que cada esfuerzo, cada acción, por más pequeña que parezca, eleva algo en el mundo.Que la única forma de "fracasar" es no moverte.Que incluso cuando crees que no lograste nada, si hiciste el esfuerzo, algo en ti y en el universo cambió.
Pero aquí viene la trampa.
Si la elevación nunca termina, si siempre hay un nivel más alto de consciencia que alcanzar, la mente puede entrar en pánico.
"¿Para qué esforzarme si nunca voy a llegar?""¿Qué sentido tiene construir si siempre habrá algo más?"

Esa es la Klipa de Keter. La trampa mental de querer encerrar lo infinito en un esquema de éxito/fracaso.La angustia de no poder medir la vida en metas concretas, en finales definidos.
Pero si te quedas atrapado en eso, si esperas que todo tenga un cierre claro, vas a paralizarte.
Porque la verdad más brutal es esta: no hay un punto final.
No viniste a este mundo a ganar o a perder. Viniste a construir.A levantar lo que puedas.A traer luz donde antes había oscuridad.A elevar lo que tocaste.
Y esa construcción nunca se detiene.
El Mishkán no era el fin. Era el comienzo.
La pregunta no es si lo terminarás, la pregunta es si tendrás el coraje de empezar.
Así que dime:
¿Vas a seguir esperando sentirte listo?¿O vas a hacer lo que ya sabes que tienes que hacer, aunque no tengas garantías?
El éxito y el fracaso no existen.Lo único que existe es el proceso de elevar la luz.
Así que deja de medir tu vida en términos de lo que lograste o no lograste.
Empieza a medirla en términos de cuánto fuiste capaz de moverte, de crecer, de soltar.
Tu Socio al 50%: Haz Tu Parte y Suelta el Control
Una buena amiga me enseño Jack, Dios no trabaja con empleados. Solo con socios.
Si estás esperando que Él lo haga todo por ti, ya perdiste.Si crees que todo depende de ti, también perdiste.
La realidad es esta: tienes un socio al 50%.
La Torá es clara. Dios no construyó el Mishkán. No mandó un santuario listo desde el cielo. El pueblo tuvo que hacerlo con sus manos. Pero cuando lo hicieron, cuando hicieron lo máximo que podían con lo que tenían, la Shejiná descendió.
Así funciona todo en la vida.
Tú mueves, Él abre caminos.
Tú das el paso, Él sostiene el puente.
Tú trabajas, Él multiplica.

Pero hay una condición: tienes que hacer lo máximo que puedas.
No lo mínimo. No a medias.
No con miedo.
Haz lo mejor que esté en tu capacidad. Luego, suéltalo.
La Cabalá dice que el error más grande del ser humano es creer que puede controlarlo todo. Querer amarrar cada resultado, asegurarse de cada detalle. Pero el control absoluto es una ilusión.
Haz lo tuyo. Déjalo todo en la cancha. Y lo que no puedes manejar, entrégaselo a tu socio.
El mundo no necesita más gente obsesionada con tener garantías.El mundo necesita más gente que haga lo imposible con lo que tiene, y luego tenga la fe de soltar.
Ahora mírate a ti.
Mira tu vida.
¿Cuántos sueños sigues postergando?¿Cuántas oportunidades han pasado de largo porque esperaste sentirte listo?¿Cuánto más vas a esperar para empezar a construir?
Dios ya hizo Su parte.Te puso aquí.Te dio esta vida, esta mente, estas manos.
Ahora te toca a ti.
Haz lo tuyo con todo lo que tienes.Y lo que no puedas controlar, suéltalo.
Pero muévete con EMUNA CON BITAJON!
Porque la única diferencia entre los que construyen y los que se quedan esperando es esta:
Unos entienden que el momento nunca será perfecto.Los otros mueren esperando que lo sea.
Entonces dime, ¿vas a construir o vas a seguir esperando?
Bibliografía y Referencias
Fuentes Bíblicas y Rabínicas
Torá – Shemot (Éxodo) 35:1-40:38 Relato sobre la construcción del Mishkán y la convocatoria de Moshé al pueblo (Vayakhel).
Midrash Rabá, Bereshit 20:12 Referencia a la transparencia de Adam antes del pecado.
Talmud Bavlí, Shabat 31a Enseñanza sobre el propósito de la vida y la importancia de la acción sobre el conocimiento.
Sforno sobre Shemot 35:21 Comentario sobre la importancia de la disposición del corazón en la construcción del Mishkán.
Pirkei Avot 2:6 "En un lugar donde no haya hombres, sé un hombre" (importancia de actuar incluso cuando no nos sentimos listos).
Filosofía y Psicología Existencial
Sartre, Jean-Paul. El ser y la nada. (1943) La existencia precede a la esencia: somos lo que hacemos, no lo que pensamos ser.
Brown, Brené. Daring Greatly. (2012) La vulnerabilidad como clave para la transformación y el crecimiento.
Historia y Cultura Judía
Harari, Yuval Noah. Sapiens: De animales a dioses. (2014) Construcción de significados a través de narrativas colectivas.
Scholem, Gershom. Las grandes corrientes de la mística judía. (1941) Simbolismo del Mishkán y la relación entre lo material y lo divino.
Desarrollo Personal y Liderazgo
Pressfield, Steven. The War of Art. (2002) Cómo la resistencia interna nos impide actuar y la clave es empezar sin esperar estar listos.
Godin, Seth. Poke the Box. (2011) La importancia de la iniciativa sin garantías.
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