Re’eh: La forma y el fondo
- Jack Levy

- 15 ago
- 7 Min. de lectura
Actualizado: 5 sept
Por Jack Levy
Cuando la forma mata al fondo
¿Sabes cuándo muere una relación?No es cuando hay gritos o cuando dejan de hablarse.Muere cuando te enamoras más de la envoltura de la idea que de la persona.Cuando la joya importa más que la novia.Cuando el regalo pesa más que la mano que lo da.
En espiritualidad pasa igual.Y ojo: esto no es solo para el que reza de memoria en piloto automático. Es para cualquiera que se aferra a un símbolo vacío y lo confunde con la verdad.
Porque la gente puede ser fanática y estúpida con o sin religión.Hay quienes matan por “Dios”...y otros que matan por dinero, por una bandera, por un líder, por un equipo de fútbol, por un ideal político.Mismo mecanismo: idolatrar un objeto, una idea o una imagen, y justificar cualquier cosa en su nombre.Unos lo llaman “guerra santa”. Otros, “defender la patria” o “proteger la causa”.Mismo veneno, distinto frasco.
Shabat es el ejemplo más brutal de este riesgo dentro del judaísmo.El día más “espiritual” y, paradójicamente, el más material: el mantel más fino, el vino más caro, la comida más abundante, la casa perfumada.Oneg Shabat: frenar el mundo para disfrutarlo todo.Cuando hay amor, es un banquete sagrado.Cuando no, es solo otra cena bonita que no significa nada.
Y lo mismo pasa con la Halajá. La ley es hermosa cuando protege la vida.Pero cuando la conviertes en un fin en sí misma, es igual que cualquier ideología hueca:sirve para marcar casillas y sentirte “del lado correcto”, pero no para amar, sanar o conectar.
Por eso Moshé, en Re’eh, no te dice “mira la copa” o “cuida el mantel”.Te dice: atraviesa todo eso y busca si queda algo vivo detrás.Porque si no hay… da igual si tu ídolo es una estatua, una bandera o una mitzvá que haces sin corazón.
Desarrollo — Del símbolo a la sustancia
Moshé abre la perashá con una orden que, en hebreo, parece sencilla: Re’eh — “Mira”.Pero si lees el resto de la frase, te das cuenta de que no está hablando de abrir los ojos, sino de abrir la mente. No te dice “mira la bendición y la maldición” como si fueran dos paisajes que pudieras comparar.Te dice que la bendición depende de si escuchas, y la maldición de si no escuchas.Entonces, ¿para qué dice “mira”?Porque en hebreo bíblico, “ver” también significa “percibir”, “entender” y “hacer consciente”.
En el Talmud, los sabios invitan a estudiar con un Ta Shema — “ven y escucha” — porque la halajá vive en el plano revelado: oyes, analizas, aplicas.Pero en el Zohar, la invitación cambia: Ta Jaze — “ven y mira” — porque la cábala no se conforma con el sonido; quiere que penetres la forma y veas la raíz invisible que la sostiene.
Re’eh junta las dos dimensiones: te pide “ver” con la profundidad de quien escucha y “escuchar” con la claridad de quien ve. Es un llamado a no quedarte en la superficie, a atravesar el símbolo hasta su fuente.
El riesgo de quedarse en la superficie
Maimónides lo dice sin vueltas en la Guía de los Perplejos: la Torá es como un dedo que señala la luna. Si te quedas mirando el dedo, nunca vas a ver la luna. La mitzvá, la Halajá, el rito… son el dedo. El fin es la conexión viva con Dios.
Alan Watts lo decía distinto pero igual de claro: “El menú no es la comida.” Y, sin embargo, hay gente que colecciona menús como si fueran banquetes.
Cadáveres rituales: cuando la forma sobrevive al sentido
Un experimento psicológico lo muestra mejor que cualquier sermón.
Cinco monos en una jaula, una escalera y un racimo de bananas arriba. Cada vez que uno intentaba subir, los demás recibían una descarga eléctrica. En poco tiempo, entendieron la dinámica: si alguien se acercaba a la escalera, lo bajaban a golpes.
Después fueron cambiando a los monos, uno por uno, hasta que no quedó ninguno de los originales. Y aun así, nadie subía. Si un nuevo intentaba, los demás lo golpeaban.
¿Por qué? Nadie lo sabía. Solo: “así se hace aquí.”
Eso mismo pasa con muchos de nuestros rituales. Gestos que nacieron con un sentido —proteger, recordar, conectar— pero que con el tiempo se quedaron vacíos. Seguimos golpeando la escalera aunque ya no hay bananas ni descargas. La forma sigue, el fondo murió.
Y ahí entra la Parashá Re’eh. Moshé nos dice: “Mira”. Pero no se trata de abrir los ojos, sino de abrir la conciencia. Preguntarnos: ¿mi Shabat es un pretexto mas para tomar y comer manjares o un encuentro real entre cuerpo y alma? ¿La Halajá que sigo me conecta con la Fuente… o solo repito porque así me enseñaron, como los monos de la jaula?
El Zohar lo explica bien cuando cambia el “Ta Shema” (ven y escucha) por “Ta Jaze” (ven y mira). Escuchar es heredar rumores. Mirar es vivirlo. No es tradición por inercia, es experiencia directa.
Porque forma sin fondo es un cadáver. Y un cadáver, aunque lo perfumes de incienso, sigue muerto.
La letra que ahueca
El cabalista David Ibn Zimra lo explicó con una imagen genial: una letra no se escribe rellenando, sino ahuecando.
En la antigüedad, escribir era tallar. Quitabas piedra hasta que del vacío aparecía la forma de la letra. Y ese hueco era lo sagrado. No la tinta, no la piedra, sino el espacio abierto que dejaba entrar la luz.
Cuando la letra guarda ese hueco, te habla, te provoca, te abre caminos. Cuando la llenas de dogma y certezas cerradas, la matas. La vuelves un ídolo de piedra.
La Torá viva es la que abre preguntas. La Torá muerta es la que solo repite respuestas.
Shabat: laboratorio de la paradoja
Shabat es la paradoja perfecta. Es el día más “espiritual”… y a la vez el más material. El vino más caro, la comida más rica, la casa más arreglada.
Cuando funciona, la materia se subleva a la santidad: el pan jalá es abundancia, las velas son luz interior, la mesa se vuelve altar.Cuando falla, Shabat se convierte en una cena gourmet con restricciones, donde lo único sagrado es el protocolo.
El Zohar lo dice directo: “El tonto corre tras el envoltorio; el sabio, tras la luz dentro” (Zohar III, 152a).
La Halajá: ¿valla o jaula?
La ley fue creada para que vivas, no para que te ahogues: “vivirás por ellas” (Levítico 18:5). Pero a veces olvidamos eso.
El Shabat nació para liberarnos de la esclavitud laboral, y hoy puede sentirse como una lista interminable de “qué no tocar”.El kashrut nació para elevar el acto de comer, y a veces se reduce a una neurosis por sellos rabínicos.
Heschel lo resumió perfecto: “La Halajá es el piano; la espiritualidad, la música. Sin técnica, no hay arte; pero sin arte, la técnica es ruido.”
Ver detrás de la forma
“Mira”, dice Moshé. Pero mirar no es quedarte en la superficie: es atravesar.
La tradición jasídica habla de tres niveles de visión:
Ojos físicos: ves el mantel, el vino.
Ojos del corazón: ves el amor detrás del gesto.
Ojos del alma: ves la chispa divina que lo sostiene todo.
El problema es cuando te quedas en el primer nivel y te olvidas de los otros dos.
En una relación sana, el detalle (la cena, el regalo) y la sustancia (el amor, la presencia) se alimentan mutuamente. Si falta uno, el otro pierde sentido.
Shabat, la Torá, la vida espiritual funcionan igual: cuerpo y alma, ley y espíritu, forma y fondo, novio y novia, juntos.
Porque la forma puede ser casa… o ataúd. Todo depende de si todavía tiene vida adentro.
Conclusión — La prueba del vacío
Al final no importa si eres el religioso que hace todo “porque así se hace” o el ateo que se burla de todo “porque nada tiene sentido”.Los dos son igual de bobos. Uno esclavo de la forma, el otro esclavo del vacío.
La Torá en Re’eh no te está vendiendo rezos ni rebeldía. Te dice: abre los ojos.Mira si en tu Shabat hay vida o solo mantel blanco.Mira si en tu pareja hay amor o solo American Express.Mira si en tu fe hay verdad o puro copy-paste de tus abuelos.
Porque sí, la forma importa: no puedes amar a tu pareja sin un gesto, sin una mirada, sin encarnarlo en algo.Pero si todo lo que das es la tarjeta, es un plástico hueco.Y al revés: si solo hablas de “amor” sin ningún acto que lo sostenga, también estás muerto.
Dios no está en el rito vacío ni en el discurso barato contra el rito.Está en la fricción. En el filo. En ese punto incómodo donde la forma y el fondo se obligan a sostenerse.
Re’eh —mira.Porque lo único más patético que un fanático repitiendo rezos sin saber por qué…es un ateo presumiendo que no cree, sin saber para qué.
En ambos casos ya rifaste tu alma:uno la hipotecó a la forma,el otro la remató al vacío.
Y si después de todo esto sigues sin mirar… tranquilo. La vida te va a abrir los ojos a golpes. Porque la vida no negocia. La vida no te pregunta. La vida te rompe… y en la grieta, te obliga a ver lo que no quisiste mirar.
Pero ahí, justo ahí, en esa herida… aparece Él.No en la religión sin alma.No en la rebeldía hueca.Sino en el instante en que el fondo y la forma se abrazan para sostener tu fe.
Y cuando eso pasa… no vuelves a ser el mismo.Porque ya no crees: te sabes mirado, amado, sostenido.Y eso no te lo quita ni la forma ni el fondo.
Eso, hermano, solo te lo quita la ceguera de seguir viviendo dormido.
Así que despierta.Mira.Respira.Arriésgate.
Porque el que abre los ojos, aunque tiemble… ya empezó a vivir.
Bibliografia y referencias
Torá — Sefer Devarim (Deuteronomio) 11:26–28.→ Verso base de “Re’eh: Mira, pongo delante de ustedes bendición y maldición”.
Talmud Bavlí — Berajot 63b, Shabat 31a.→ Uso de “Ta Shema” (ven y escucha) en el estudio.
Zohar — Zohar III, 152a.→ “El tonto corre tras el envoltorio; el sabio, tras la luz dentro.”→ Uso de “Ta Jaze” (ven y mira) en la tradición mística.
Rambam – Maimónides — Guía de los Perplejos (Moreh Nevujim) III:51.→ Analogía del dedo y la luna para explicar la función de la mitzvá.
Rabbi David Ibn Zimra (Radbaz) — Responsa Radbaz, Vol. 3, responsum 472.→ Concepto de la letra que “ahueca” para dejar entrar luz.
Abraham Joshua Heschel — God in Search of Man (1955).→ “La Halajá es el piano; la espiritualidad, la música…”
Baal Shem Tov — Enseñanzas recopiladas en Keter Shem Tov §103.→ “Donde están tus pensamientos, allí estás tú.”
Levítico 18:5 — “Vivirá por ellas” (vejai bahem), principio de la Halajá para preservar la vida.
Alan Watts — The Menu Is Not the Meal (frase popular atribuida en conferencias y en The Book: On the Taboo Against Knowing Who You Are, 1966).
Antropología de la religión —
Hobsbawm, Eric & Ranger, Terence (eds.). The Invention of Tradition (Cambridge University Press, 1983).→ Análisis de costumbres que sobreviven a su sentido original.
Ejemplos folklóricos adaptados de recopilaciones de costumbres centroeuropeas y entrevistas de campo (caso del Modim y del “barril con gato”).
Psicología y espiritualidad —
Viktor Frankl, El hombre en busca de sentido (1946).→ La importancia del propósito detrás de las formas.





Comentarios