Ki Tetzé -La Batalla Interna
- Jack Levy
- 9 sept 2024
- 11 Min. de lectura
Por Jack Levy
El Verdadero Campo de Batalla Está Dentro de Ti
Imagina esto: estás en medio de una discusión acalorada con alguien importante en tu vida. Quizás es tu pareja, un amigo cercano o incluso tu jefe. Las palabras van y vienen, y sientes cómo la tensión crece en tu pecho, como si una cuerda invisible te estuviera estrangulando lentamente. En ese momento, todo lo que quieres es ganar la discusión, demostrar que tienes razón, que tu punto de vista es el correcto. Pero, ¿y si te dijera que esta batalla no es realmente con esa persona? ¿Y si te dijera que, en realidad, estás peleando contigo mismo?

No, no estás loco. Lo que estás experimentando es algo mucho más profundo, algo que todos enfrentamos en nuestras vidas. Cada conflicto externo —cada pelea, cada discusión, cada desacuerdo— es solo un reflejo de una guerra interna que aún no has ganado. Así que antes de que te apresures a culpar al otro, a la situación, o incluso al destino, haz una pausa. Porque lo que ves afuera no es más que un espejo de lo que está ocurriendo dentro de ti.
Recuerdo una conversación con una amiga cercana. Ella me decía que le resultaba difícil conectar con los Salmos, especialmente con esos versículos en los que el Rey David pide a Dios que elimine a sus enemigos. "Yo no tengo tantos enemigos en mi vida", me confesaba. "¿Por qué tanto odio en esos textos? ¿Por qué pedir que se destruyan?". En ese momento, me identifiqué con su preocupación. ¿Quiénes son estos enemigos de los que habla el Rey David? ¿Por qué tanto énfasis en eliminarlos?
Años después, en medio de mi investigación para escribir mi libro La Voz del Alma, descubrí algo que cambió mi perspectiva por completo. En la Amidá, la oración central del servicio judío, pedimos a Dios que elimine a nuestros enemigos, que corte a los acusadores, que nos libre de aquellos que nos persiguen. Fue entonces cuando comprendí que esos enemigos no son solamente externos. En nuestra vida, sí, podemos tener opositores, personas que nos dificultan el camino. Pero también hay enemigos internos: esas voces en nuestra cabeza que nos limitan, que nos llenan de dudas y nos impiden avanzar. Son diferentes dimensiones de una misma lucha.
En la bendición de la Amidá, pedimos a Dios que corte a los acusadores. Estos pueden interpretarse literalmente como los enemigos del pueblo judío, aquellos que buscan hacernos daño desde afuera. Pero también, en un plano más interno, se refiere a nuestras propias dudas, a esas críticas y autoacusaciones que nos hacemos. Cuando entendí esto, de repente todo encajó: la guerra que pedimos ganar no es solo contra lo que nos rodea, sino también contra los obstáculos que llevamos dentro.

Esta idea resuena con una de las enseñanzas más profundas de Rabbi Menachem Mendel Schneerson. El Rebe nos enseña que las batallas externas que enfrentamos son, muchas veces, un reflejo de los conflictos no resueltos en nuestro interior. Lo que sucede fuera de nosotros es un eco de lo que está ocurriendo dentro. Neutralizar a esos "enemigos" internos —los pensamientos destructivos, los miedos, las dudas— es el primer paso para poder enfrentar con éxito los desafíos externos. Lo que pensamos y sentimos se proyecta en el mundo que nos rodea, y cuando finalmente logramos conquistar nuestra mente y corazón, entonces estamos listos para enfrentar las batallas de afuera.
La Parashá de Ki Tetze nos ofrece una perspectiva sorprendente sobre estas preguntas. Aunque a primera vista parece centrarse en leyes y normas sobre la guerra y la vida civil, en realidad nos plantea una cuestión mucho más profunda: ¿cómo libramos la verdadera guerra dentro de nosotros mismos? ¿Cómo enfrentamos esos conflictos internos que nos llevan a proyectar nuestros problemas en el mundo exterior?
Estas son las preguntas que necesitamos explorar. Porque hasta que no lo hagamos, seguiremos atrapados en el mismo ciclo destructivo, repitiendo los mismos errores, enfrentando los mismos conflictos, una y otra vez. ¿Estás listo para enfrentar esa batalla?
Ki Tetzei LaMiljama — Si Tienes que Salir a la Guerra…
Ki Tetzei LaMiljama— Si resulta que tienes que salir a la guerra... Porque en la vida, tarde o temprano, te vas a encontrar frente a una batalla. Ya sea una discusión que se intensifica, una decisión difícil o un impulso que te arrastra, la guerra interna siempre está ahí, acechando.
Cuando llega ese momento, cuando no puedes evitar salir al campo de batalla, la Torá tiene algo que decirte. No es solo un manual para lidiar con conflictos físicos o guerras militares, es una guía para las batallas más difíciles y complejas: las que suceden dentro de tu mente y tu corazón.
Así que aquí estamos, con más de 70 mitzvot en la Parashá Ki Tetze, y entre ellas nos encontramos con algunas leyes que, a primera vista, te dejan preguntándote si esto es lo que realmente esperabas de un texto sagrado. Y sí, lo primero que piensas es: "¿Neta?"

Primero está el caso de la mujer cautiva. En medio de la guerra, un soldado puede encontrarse con una mujer enemiga que le resulta atractiva, y la Torá le dice que puede tomarla como esposa. Pero espera... hay un proceso: tiene que darle tiempo para llorar a sus padres durante un mes antes de actuar. ¿Qué? ¿Acaso esto justifica la violencia o la coerción, siempre y cuando haya un periodo de “reflexión”? A simple vista, parece exactamente eso. Pero tal vez, solo tal vez, la Torá nos está llevando hacia una reflexión mucho más profunda.
Luego llegamos al caso de la mujer odiada. La Torá nos cuenta que, tras un tiempo, el soldado puede acabar odiando a la mujer que antes deseaba. ¿Cómo se llega a eso? De repente, lo que parecía una decisión impulsiva se transforma en desprecio y conflicto. ¿Nos está diciendo la Torá que nuestras decisiones impulsivas pueden acabar volviéndose contra nosotros? Es aquí donde surge la pregunta de fondo: ¿qué hay detrás de este mandamiento aparentemente extraño?
Luego pasamos al caso del hijo rebelde. Si tu hijo se rebela, es desobediente, glotón y borracho, la solución parece ser llevarlo ante los ancianos de la ciudad para que lo condenen a muerte. Sí, leíste bien, condenarlo a muerte. ¿Qué clase de ley es esta? ¿Quién, en su sano juicio, condenaría a su propio hijo de esa manera? Suena brutal y desproporcionado, pero detrás de este mandamiento hay algo mucho más inquietante y revelador.

Después llegamos a la ley que dice que no debes destruir los árboles frutales durante la guerra. Puedes arrasar con ejércitos, puedes reducir ciudades a polvo, pero, por favor, no toques los árboles frutales. Y tú piensas: "¿En serio? Con todo lo que una guerra trae consigo, parece que lo que realmente importa es no destruir un manzano". Pero quizás, solo quizás, aquí también hay algo más que aprender, algo que habla sobre lo que realmente debemos proteger en medio del caos.
Finalmente, llegamos a Amalek, el enemigo eterno. No basta con derrotarlo; la Torá nos pide que lo borremos por completo, que erradiquemos su memoria de la faz de la tierra. ¿Estamos hablando de aniquilar a un pueblo entero o de algo más? Quizás Amalek representa algo más profundo, algo interno, algo que todos llevamos dentro y que debemos erradicar.
Entonces, ¿qué nos está tratando de enseñar realmente esta Parashá?
Ahora que hemos planteado el problema, es momento de desglosar estos mandamientos, uno por uno, y descubrir qué lecciones simbólicas esconden y cómo podemos aplicarlas a nuestras vidas hoy.
La Mujer Cautiva: El Inicio de la Caída

Ki Tetzei LaMiljama. La guerra. Pero no una batalla lejana entre ejércitos, sino la guerra diaria que libras dentro de ti. Te encuentras en medio del caos emocional, y de pronto, algo capta tu atención. Una relación que parece prometedora, un impulso que te dice: "¡hazlo, lo necesitas!". Esa es la mujer cautiva en tu vida, lo que crees que te salvará en medio de la tormenta. La Torá te dice: espera, no te lances sobre eso sin pensar, no lo tomes por impulso.
Pongamos esto en perspectiva cotidiana. Imagina que después de un mal día, todo en ti te dice que la solución es refugiarte en esa relación impulsiva o gastar dinero que no tienes en algo que crees que te traerá alivio inmediato. Eso es lo que Jung llama la Sombra: el deseo reprimido, la parte de ti que quiere saciarse sin pensar en las consecuencias. La Torá no te dice que reprimas ese impulso, pero te advierte que lo sometas a un proceso de reflexión. Como en la historia de la mujer cautiva, espera un mes, porque lo que parece un deseo inocente hoy puede ser la raíz de un conflicto enorme mañana.
Ejemplos sobran: la compra que te dejó endeudado, la relación tóxica que al principio parecía perfecta, el trabajo que aceptaste sin pensar, creyendo que resolvería todos tus problemas. Pero tras el primer paso, comienzas a sentir el peso de tus decisiones.
La Mujer Odiada: La Consecuencia de Dejarte Llevar por el Impulso
Después de dejarte llevar por el impulso, llega la mujer odiada. Esa decisión que al principio parecía todo lo que querías se convierte en una carga, una fuente constante de tensión. Has estado allí: esa relación que, en su momento, parecía perfecta, ahora te genera frustración. Ese trabajo que pensabas que te iba a dar satisfacción, ahora te drena cada día más.

Ramban nos dice que el odio surge porque no has gestionado bien tus deseos. Te lanzaste al deseo sin control y ahora pagas el precio. Es como si, poco a poco, ese deseo se convierte en una cadena que te ata y te ahoga. Baal HaSulam (Rabi Yehuda Ashlag) diría que esta es la trampa del deseo físico: lo que no fue transformado se vuelve vacío, hueco, y comienza a consumir tu energía.
Piensa en ese proyecto que iniciaste sin saber bien por qué, pero ahora odias. O esa relación que nunca cuidaste y se ha vuelto una fuente de constantes peleas. No es solo una historia antigua, es tu vida misma.
El Hijo Rebelde: El Resultado de Ignorar las Señales
Y entonces, llega el hijo rebelde. No necesariamente un hijo literal, sino el fruto de todas las decisiones impulsivas y descontroladas. Ese caos interno que, si no lo manejas, toma una forma física. En términos de vida cotidiana, el hijo rebelde puede ser ese hábito autodestructivo que has cultivado sin darte cuenta. Comenzaste con un pequeño desliz, una indulgencia aquí y allá, pero ahora ha crecido fuera de control.

Aquí es donde Jung nos habla del colapso necesario. Si no enfrentas esos aspectos oscuros de tu vida, si no corriges a tiempo, ellos se rebelan. Se manifiestan como caos, como desorden, como una parte de ti que no reconoces. El hijo rebelde es la manifestación del auto-sabotaje, el punto donde todo se desmorona si no has hecho el trabajo de introspección.
¿Has visto cómo pequeñas decisiones mal tomadas se convierten en grandes problemas? La deuda que empezó con una tarjeta de crédito y ahora es una bola de nieve. Esa adicción que parecía un escape y ahora te controla. El hijo rebelde es el símbolo de lo que crece fuera de control cuando no enfrentas la raíz del problema.
No Destruir los Árboles Frutales: En Medio del Caos, Protege lo que Importa

Pero aquí viene el giro importante. Incluso en medio de la guerra, incluso cuando todo parece colapsar, la Torá te recuerda algo crucial: no destruyas los árboles frutales. ¿Qué significa esto? En los momentos de caos, cuando sientes que todo se está derrumbando a tu alrededor, siempre hay algo que debes proteger: tus principios, tus valores, tu capacidad de amar y conectarte.
Rambam señala que estos árboles representan lo que te sostiene. Baal HaSulam nos recuerda que, en los momentos más oscuros, lo que te salva es aferrarte a lo que es esencial. En la vida diaria, esto significa que cuando todo parece mal, no puedes permitir que lo más valioso en ti —tu ética, tu integridad— sea destruido.
Imagínate a ti mismo en medio de una tormenta, cuando parece que todo lo que construiste está cayendo. En esos momentos, lo único que te mantiene firme es tu núcleo, esos valores que no puedes dejar que se destruyan. Si pierdes eso, realmente lo pierdes todo.
Amalek: El Enemigo Interno que Sabotea Todo

Y entonces, finalmente, está Amalek. Amalek no es solo un enemigo físico, sino la manifestación de tus peores miedos y sabotajes internos. Has pasado por la guerra, has cedido a tus impulsos, te has llenado de frustración, has ignorado las señales de alarma. Y ahora, aparece Amalek, el enemigo que se cuela en el momento de mayor debilidad para destruir lo que queda.
Amalek es esa voz interna que te dice: "No eres suficiente", "Nunca lo lograrás". Es el saboteador que aparece justo cuando estás a punto de dar un gran paso. Jung lo llamaría la Sombra Colectiva, esa parte de ti que has reprimido tanto que ahora actúa como un enemigo activo, que intenta destruirte desde dentro. Rambam diría que Amalek es la duda, el cinismo, la incredulidad, lo que te hace dudar de tu valor y tu misión.
En la vida cotidiana, Amalek es ese momento en el que estás a punto de avanzar, pero algo en ti te detiene. Es la procrastinación que aparece cuando tienes una oportunidad. Es el miedo a triunfar que te hace sabotear tus propios esfuerzos. Si no eliminas a Amalek, si no enfrentas esas fuerzas internas, te destruirán.
El Verdadero Campo de Batalla Está Dentro de Ti
La Parashá Ki Tetze, con todas sus leyes aparentemente externas, es en realidad una guía profunda para librar las batallas internas que todos enfrentamos. Nos muestra que, para conquistar nuestras "tierras prometidas" internas, primero debemos ganar las guerras que libramos dentro de nosotros mismos. Las leyes sobre el hijo rebelde, la mujer cautiva, y la guerra no son simplemente reglas para la vida en sociedad; son arquetipos que nos enseñan cómo lidiar con nuestras propias sombras, cómo controlar nuestros impulsos y cómo luchar contra nuestros demonios internos.

La Torá no es un simple cuento infantil lleno de historias pasadas; es mucho más que eso. Es un espejo que refleja nuestras propias luchas, nuestros miedos y nuestras esperanzas. Si nos atrevemos a verla bajo esta luz, descubrimos que no es solo un conjunto de normas antiguas, sino una guía de vida poderosa y vigente, diseñada para ayudarnos a navegar las complejidades de nuestra existencia.
Cada batalla externa que enfrentamos es un eco de una guerra interna que aún no hemos resuelto. Cuando te dejas llevar por tus pasiones, cuando permites que los conflictos sin resolver se acumulen, cuando no proteges lo esencial, te acercas cada vez más a la autodestrucción. Amalek, el enemigo final, no es solo una fuerza externa, es ese saboteador que se cuela en el último momento, aprovechando tus debilidades internas.
El verdadero campo de batalla no está fuera, sino dentro de ti. Cada conflicto externo es solo un eco de una batalla interna no resuelta. Cuando logres conquistar tu mente y tu corazón, cuando neutralices a Amalek dentro de ti, estarás listo para enfrentar cualquier desafío externo. Esa es la verdadera victoria.
La Torá no es solo un conjunto de reglas antiguas; es una guía para el dominio de uno mismo. Nos desafía a enfrentar nuestras sombras y a encontrar la fuerza para vivir con propósito. Pero ahora te pregunto: ¿qué te dice a ti la Perasha? ¿Cómo interpretas estas historias? Porque la forma en que las entiendas es la forma en que enfrentarás tus batallas, y así, tu vida. Al final, quien domina su mente, domina su vida. Y quien conquista su ser, conquista el mundo.
¿Estás listo para conquistar el tuyo?
Bibliografía y Referencias
Tanaj:
Devarim (Deuteronomio) 21:10-25:19: Parashá Ki Tetze. Base para los mandamientos sobre la mujer cautiva, el hijo rebelde, los árboles frutales y Amalek.
Salmos de David: Referencia a los versículos donde David pide la eliminación de enemigos, simbolizando las luchas internas.
Amidá (Shemoné Esré): Oración donde pedimos a Dios eliminar a nuestros enemigos y acusadores, interpretada como enemigos internos.
Comentarios y Exégesis Rabínica:
Rabbi Menachem Mendel Schneerson (El Rebe de Lubavitch):
Likkutei Sichot y Torat Menachem: Reflexión sobre las batallas internas como espejo de conflictos externos.
Rambam (Maimónides):
Mishné Torá (Hiljot Melajim): Leyes de guerra, aplicadas a la introspección.
Guía de los Perplejos: Sobre el control de los impulsos.
Ramban (Najmánides):
Comentario a la Torá: Explicaciones sobre la mujer cautiva y el hijo rebelde como reflejo de las pasiones humanas.
Baal HaSulam (Rabbi Yehuda Ashlag):
Introducción al Zohar y Talmud Eser Sefirot: Explicación sobre la corrección espiritual y la lucha con los deseos no corregidos.
Psicología y Filosofía:
Carl Gustav Jung:
Arquetipos e Inconsciente Colectivo y Aion: Concepto de la Sombra y su relación con los impulsos reprimidos, paralelismo con Amalek.
Alejandro Jodorowsky:
La Vía del Tarot: Uso de los arcanos mayores como referencia a los arquetipos y el simbolismo del alma.
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