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Balak -Profetas a Sueldo

Por Jack Levy

¿Sabes qué es peor que un falso profeta?

Uno verdadero… que aprendió a vender su conciencia al mejor postor.

No hablo del brujo que tira las cartas en catemaco. Hablo del líder que bendice con una mano…y con la otra recibe donativos lavados con evasión fiscal.

Del líder espiritual que calla la verdad ante un político porque “apoyar a la comunidad” es lo más importante. Del gurú que predica ayuno… y cena sushi en su hotel cinco estrellas. Del influencer espiritual que predica humildad…y cobra 3 mil dólares por tocarte el alma.

Sí. Esos que en público citan a Dios, y en privado hacen tratos con Balak.

Y no lo hacen por maldad. Lo hacen por miedo. Miedo aperder influencia. A incomodar. A quedarse sin sueldo o sin followers.

Porque en esta era, la espiritualidad también tiene patrocinadores. Y nadie muerde la mano que le da de comer, ¿verdad?

Entonces ¿qué hacen? Bendicen lo que debería confrontarse. Justifican lo que debería doler. Y llaman “luz” a un sistema que muchas veces huele a podrido .


¿Y tú? ¿Qué Tan distinto eres?


Tú también te callas.Tú también prefieres a un guía que te hable bonito…aunque esté más preocupado por tus likes que por tu alma.

Y cuando aparece alguien real, incómodo, frontal…lo cancelas. Lo criticas. Lo llamas “fanático” o “divisivo” o simplemente dices que se salió del camino. Porque te confronta. Porque te despierta. Y eso duele.

La verdad es que Dios sigue hablando. Dios no se fue.

Simplemente dejó de hablarles a los que prefieren patrocinadores que verdad.


La pregunta no es si Bilam era falso. La pregunta es:


¿Cuántos Bilam viven hoy… y tú aplaudes? ¿Y cuántas veces tú mismo has vendido tu visión… para no perder tu lugar en la mesa?


Parashat Balak: la profecía corrompida


Balak, rey de Moav, entra en pánico. No porque Israel lo haya atacado —todavía no lo ha tocado. Sino porque vio lo que hicieron con otros reyes. Y porque, en el fondo, el poder espiritual de Israel lo aterra.

Entonces decide usar el arma más antigua de todas: la palabra torcida.

Contrata a Bilam. Un profeta conocido No del pueblo. No del pacto. Pero con un don real: escucha la voz de Dios.

Sí. No era charlatán. El Talmud (Berajot 7a) dice que Dios le dio profecía

“para que las naciones no digan: ‘si hubiéramos tenido profetas como Israel, también hubiéramos creído’”.

Pero Bilam no quería transformar. Quería facturar.

Tenía acceso al cielo…pero estaba arrodillado ante el oro.

Balak le ofrece riqueza si logra maldecir a Israel. Y aunque Bilam dice al principio que solo hablará lo que Dios le diga, vemos cómo, a lo largo del relato, intenta varias veces torcer la voluntad divina, buscando un huequito legal para meter su veneno sin que lo castiguen.

Como quien busca un tecnicismo halájico…para justificar lo que el alma ya sabe que está mal.

Dios le pone obstáculos.Le manda un ángel con espada. Pero Bilam no lo ve.

Está tan obsesionado con su misión…que ya no escucha ni ve.

Y entonces ocurre lo impensable: su burro ve lo que él no logra. El animal se detiene. Bilam se enfurece. Golpea.

Y Dios le da voz al burro. Que le dice lo que ningún profeta quiere oír:

“¿No ves que yo te estoy salvando la vida?”

(¿Cuántas veces la vida misma te frena… y tú pateas como Bilam?)

Finalmente, Bilam llega al monte donde va a “maldecir”. Se prepara. Hace sacrificios. Cierra los ojos… y abre la boca.

Pero para su sorpresa de ella no sale maldición. Sale una bendición legendaria:

“¡Mah tovu ohaleja Yaakov!”“¡Qué hermosas tus moradas, Jacob!”

Palabras que hasta hoy repetimos en la Tefilá.

Pero no te confundas: la boca de Bilam bendijo…pero su corazón nunca cambió.

Y ahí está el punto más peligroso:

No todo el que te bendice… te desea el bien. No todo el que te da luz… viene de la luz.

Al final, cuando no pudo destruir a Israel con palabras, Bilam propone otro plan: corromper desde adentro. Seduce al pueblo con mujeres moabitas. Con idolatría. Con placer.

Y ahí sí. El pueblo cae. No por espadas. Sino por deseo disfrazado de espiritualidad abierta y multicultural.

Balak usa miedo. Bilam usa manipulación. El burro usa verdad.

Y tú…¿a quién estás escuchando?


Vamos a analizar...


La espiritualidad corrupta y la ceguera egoica


1.-Bilam: cuando el don se convierte en maldición

Bilam no es un tonto. No es un farsante. Es lo más peligroso que existe en el mundo espiritual: alguien con don real… y ego intacto.

Escucha a Dios…pero no para obedecerlo. Sino para ver cómo lo puede usar a su favor.

El Zóhar (III, 207a) lo dice: tenía acceso a la profecía. Pero a diferencia de Moshé —que se anulaba—,Bilam buscaba cómo meter su agenda personal sin romper “las reglas”.

Así también tú.

Cuando usas tu inteligencia para justificar incoherencias.Cuando haces daño… y lo disfrazas de “proceso espiritual”.


¿Te suena?


“No es rechazo, es que estoy poniendo límites…”(después de "ghostear" a alguien que te incomodó emocionalmente)

“Estoy confiando en el universo…”(mientras evades una conversación o situación difícil que sabes que debes enfrentar)

“Es que ya no vibro con esa relación…”(aunque lo que en realidad no soportas es mirarte en el espejo que el otro representa)

“No estoy listo para ese compromiso.”(traducción: tengo miedo y me escudo en discursos de libertad)


Dios sigue mandando señales.Pero si estás demasiado ocupado defendiendo tu personaje espiritual, no verás ni al ángel con la espada como le paso a Bilam.


2.- El burro que ve lo que tú niegas

¿Sabes lo humillante que debe ser para un profeta…que un burro vea lo que él no?

El burro representa el cuerpo. Lo instintivo. Lo simple. En hebreo: jamor, raíz de jomer —materia.

La materia, tus emociones crudas, tu sombra, ya vieron. Pero tu ego espiritual no quiere aceptar.

A veces el cuerpo lo sabe: Ese “maestro” no vibra. Esa bendición huele a control.

Pero tú… sigues golpeando al burro. Porque “¿cómo va a estar mal si lo sigue tanta gente?”

Como dice Brené Brown:

“La claridad es amable. La evasión es violencia.”

Y tú…te estás violentando al negar lo que tu alma ya gritó.



3. No todo lo que bendice… es bendición

Bilam finalmente bendice. Pero no por compasión. Lo hace porque no le queda de otra.

Y aun así… encuentra otra forma de destruir: seduciendo.

“No puedo maldecirlos.Pero puedo hacer que se maldigan solos.”(Midrash Bamidbar Rabbá 20:23)

Y funcionó.

Hoy es igual.

No te destruye lo que te ataca.Te destruye lo que te seduce.

Ese guía que te hace sentir especial…pero te vuelve dependiente.

Esa institución que te soporta…pero calla ante injusticias.

Ese líder que predica amor…pero vende miedo.


O como dice Rav Kook:


“Lo espiritual sin ética es idolatría vestida de santidad.”

4. Y tú… ¿cuántas veces has sido Bilam?

  • ¿Cuántas veces has bendecido en voz alta… mientras juzgabas en silencio?

  • ¿Cuántas veces has seguido un camino espiritual… para no sentir el vacío?

  • ¿Cuántas veces usaste la luz… para evitar mirar tu sombra?


No necesitas miles de seguidores para ser Bilam.Basta con traicionar tu alma… por miedo a no encajar.

Sí. Hoy hay muchos Bilam.Y también hay muchos que entregan su conciencia por pertenencia.

Pero aquí está lo más importante:


¿Cómo reconocer a un guía verdadero?
  • No por su ropa ni su discurso “luminoso”.

  • No porque sepa hebreo ni cite al Zóhar.

  • Sino por lo que despierta en ti.


Un guía real:

  • No te promete certezas.

  • Te obliga a hacer preguntas.

  • No te pone luz delante…

  • Te lleva a mirar tu sombra.

  • No te da respuestas.

  • Te acompaña mientras las descubres tú.


Y si tú guías a otros, pregúntate:

  • ¿Dices lo que necesitan… o lo que te aplauden?

  • ¿Cobras por tu tiempo… o por sentirte necesario?

  • ¿Tu guía libera… o crea adicción?


¿Y si no eres ni Bilam ni Moshé?

Bienvenido al club.

Hay una tierra media. Los guías rotos. Con ego. Con heridas. Con intención. Como tú. Como yo.

La clave no es perfección. Es honestidad.


¿Entonces qué hago?
  1. Escucha a tu burro. Tu cuerpo. Tu incomodidad. Tus emociones crudas.

  2. Duda de quien te hace sentir especial… sin hacerte responsable.

  3. Sé guía para ti primero. Pregúntate: ¿yo me seguiría a mí?

  4. Busca maestros, no dioses. Que admitan no saber. Que también lloran. Que dudan.

  5. Conviértete tú en ese tipo de guía. No perfecto. Pero presente. No divino. Pero despierto.


Esto no es para que salgas a quemar brujos. Es para que te preguntes cuántas veces vendiste pedazos de tu alma a cambio de validación, comunidad o comodidad.

Y si es así…

No estás perdido. Estás listo.

Estás elegible para ser Moshé. No por ser puro, sino por sostener tus contradicciones sin venderte.

Porque al final…

No importa cuánta luz tienes.Importa cuánta oscuridad estás dispuesto a integrar.

Ya basta.

De seguir profetas a sueldo. De callar tu voz. De anestesiarte con incienso mientras huele a podredumbre.

Dios no necesita que finjas luz. Necesita que sostengas tu sombra… sin vender tu alma.

Así que hoy…

elige ser el burro que ve, y no el profeta que se ciega.

Bibliografía y Referencias


Torá – Bamidbar / Números capítulos 22–25

  • La historia central de Parashat Balak: Bilam, Balak, el burro que habla, las bendiciones forzadas y la caída con las hijas de Moav.

Talmud Bavli – Berajot 7a

  • “Dios le dio profecía a las naciones para que no digan: ‘si hubiéramos tenido profetas como Israel, también hubiéramos creído’.”

  • Base de la idea de que Bilam era un profeta con acceso espiritual real, no solo una figura marginal.

Midrash Bamidbar Rabbá 20:23

Zóhar – Volumen III, 207a

  • Detalla que Bilam tenía acceso a niveles proféticos reales, pero con una conciencia rota.

  • Contrasta su estilo de revelación con el de Moshé, quien ve panim el panim (cara a cara).

Rab Abraham Isaac HaKohen Kook

  • “Lo espiritual sin ética es idolatría vestida de santidad.”(Aforismo basado en ideas desarrolladas en Orot HaKodesh y Ein Aya).

  • Crítica a la desconexión entre religión y moral, especialmente en líderes religiosos.

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